El lado positivo de la pandemia
Última actualización: 16 marzo, 2023 por Julio Rosales
Ser optimista no es solo esperar lo mejor, sino hacer que sucedan cosas buenas. En este artículo, quiero mostrarte el lado positivo de la pandemia de Covid-19 y cómo ha cambiado nuestros valores para mejor.
Soy un optimista profesional (que no de nacimiento). Mi trabajo me ha costado aprender a ver el lado bueno, pero desde que lo logré ¡qué bonita seme ha vuelto la vida!
Ser optimista, o mejor dicho, practicar el «optimisting» (término de mi propia cosecha) significa asumir la responsabilidad de hacer que sucedan cosas buenas. En absoluto es un mero «ojalá todo vaya bien».
Hagamos pues un optimisting y encontremos todo lo positivo que nos dejará la puñetera pandemia del Covid-19. Esta situación está cambiando nuestros valores para bien y despertando la conciencia en muchos aspectos.
1. Más conscientes de la responsabilidad individual
Cuando se alude a la colaboración ciudadana, por ejemplo en las elecciones, a la hora de reciclar, en las operaciones salida y retorno… es fácil pensar «¡bah! qué más da que yo no lo haga, solo soy una persona.»
La actual crisis sanitaria evidencia que nuestro comportamiento individual ¡sí! afecta directamente a la vida de otras personas. Estar infectado de Covid-19 sin saberlo y abrazar a mi padre puede, literalmente, matarlo. Parece que ya nos hemos dado cuenta. Creo y espero que no se nos olvide. Quizá lo apliquemos a otros comportamientos como las toallas húmedas que tiramos por el wáter, el uso que hacemos de los plásticos…
2. Más conciencia ecológica
Si siempre has vivido en una gran ciudad, nunca has tenido la oportunidad de vivir libre de contaminación. Nunca ¡hasta ahora! Es muy impactante ver nuestras ciudades con un aire tan limpio por primera vez en nuestra vida. Creo que será difícil de olvidar y que la conciencia ecológica ahora acabará alcanzando incluso al primo de Rajoy.
3. Un baño de humildad
Resulta que el género humano no es tan omnipotente como creíamos, que nos podemos extinguir de un día para otro. ¡Qué baño de humildad! y qué falta nos estaba haciendo. Ser consciente de nuestra vulnerabilidad puede ser el comienzo de una nueva era donde re-aprendamos que el éxito de nuestra especie está en la unión, en el grupo, en la tribu y en la coexistencia con nuestro entorno natural.
4. Un respeto por los abuelos
Nuestros padres y abuelos siempre han estado ahí para ayudarnos. Fueron ellos los que nos sacaron de la crisis del 2008, están criando a nuestros hijos… ¿Crees que les devolvemos el favor tal y como merecen? Ahora que tenemos a los niños en casa sin poder recurrir a nuestros Mary Poppins particulares, ahora que estamos perdiendo a los abuelos a millares, quizá comencemos a otorgarles el lugar que merecen en la sociedad.
6. Un consumo más consciente
Pues resulta que ahora que solo he podido gastar en lo imprescindible, me doy cuenta de dónde comienza verdaderamente la línea de lo prescindible. Me siento más libre, con más control, menos materialista y lo mejor es que creo que me va a durar. ¿Te está pasando a ti?
7. La importancia del calor humano
Ahora, aislados y con tiempo para pensar, resulta que nos damos cuenta de que no henos expresado como deberíamos el afecto que sentimos. Ahora que no podemos besarnos y abrazarnos le damos importancia a esas, hasta ahora, «monadas». Mostrar el afecto es tremendamente importante para la mente, e incluso para el cuerpo (me extenderé en esto en otro artículo) y quizá ahora aprendamos de una vez por todas que no basta con un «ellos ya saben que los quiero».
8. Más conciencia política
Parece que recortar en sanidad y en investigación no era tan buena idea. Parece que en tiempos de crisis se ve la verdadera cara de nuestros gobernantes. Creo que a partir de ahora aprendamos a exigir más a nuestros políticos, a votar con más racionalidad y menos víscera.
9. Más conscientes de lo que comemos
Vale, están los que en la cuarentena no paran de entrenar (y compartirlo en redes sociales) y los que nos estamos engordando. Pero unos y otros estamos poniéndole más consciencia a lo que compramos, a lo que cocinamos y a lo que comemos, aunque sólo sea porque las horas de las comidas son lo más excitante que hacemos en estos días. Además, ahora es más fácil ver los estragos de la inactividad en nuestro cuerpo (¿a dónde se han ido los poquitos músculos que tenia?).
10. Más empatía con las patologías mentales
A todos nos está afectando anímicamente en mayor o menor media este encierro. Todos estamos pasando por diferentes fases y por momentos estamos sintiendo que «se nos va al olla». Todo el mundo puede volverse loco si se dan las circunstancias oportunas. Quizá ahora podamos empatizar con las personas que sufren patologías mentales, hagamos más por su integración en lugar de aislarlos, burlarnos o ignorarlos.
11. Más conciliación laboral
Se está demostrando que el teletrabajo sí funciona. Y eso que muchos de nosotros lo estamos haciendo sin tiempo de adaptación previo y con niños en casa. ¿Te imaginas lo productivos que podemos llegar a ser desde casa, con las condiciones adecuadas y nuestros hijos en la escuela? Creo que la absurda cultura española del «presentimo porque sí» está herida de muerte. Hasta el empresario más cazurro se dará cuenta de que el teletrabajo no solo favorece a sus empleados, sino que puede ser determinante para la supervivencia de su empresa. Ahí es nada.
Seguro que en un futuro próximo tendremos muchas más cosas que agradecerle al Coronavirus. El tiempo dirá. ¿Tú que opinas?
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Ilustración © covid by Lintang from Noun Project
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